lunes, 6 de junio de 2011

MEMORIAS DE UN MUÑECO DE VUDÚ

Bueno, una de mis pequeñas aficiones es escribir. La mayoría de veces sólo escribo cosas para desahogarme, pero esta vez quiero escribir una historia. Esta en concreto empezó por una polémica sobre cómo se escribe la palabra "vudú", y mis compañeros de clase entenderán esto cuando lo lean.
La verdad es que no tengo claro cómo seguir la historia, así que acepto cualquier sugerencia para continuarla, pues este es sólo el principio y me parece que puede ser interesante.
Muchas gracias por leer y espero vuestra opinión ;) un saludo!!


                 MEMORIAS DE UN MUÑECO DE VUDÚ
                                     -CAPÍTULO 1-

PERSONAJES:
-niña ANNE
-abuelo JOSEPH
-dependiente JOE
-joven TONY

 Anne siempre había sido una niña muy curiosa y risueña. Por eso decidió acompañar a su abuelo a la tienda de antigüedades. El  simple hecho de acercarse a la puerta ya le fascinaba. Miró hacia arriba y observó un gran arco de mármol que se levantaba encima de la puerta, el cual estaba flanqueado por dos gárgolas de piedra de unos seres mitológicos que Anne no conocía , pero que le infundían un enorme respeto. Sus colmillos sobresalían de sus fauces y su pétrea mirada se perdía en el infinito.
Anne dudó por un momento si debía entrar o no a la tienda, pero el temor se desvaneció cuando su abuelo Joseph le cogió suavemente la mano y le dedicó una sonrisa que ella correspondió con otra algo más tímida.
El abuelo Joseph era el único abuelo que había conocido y, por tanto, era su favorito. Era un hombre amable y dulce, de avanzada edad, aunque aparentaba menos debido a su vivacidad y fuerza. Siempre contaba a su querida nieta viejas historias de cuando era marino mercante y viajaba por todo el mundo. De ahí le vino su afición por coleccionar catalejos antiguos, de los que poseía una extensa colección, por lo que las visitas a tiendas de este tipo eran frecuentes.
Sin embargo, Anne nunca había estado en una de ellas, por lo que le emocionaba todo lo que se extendía ante sus ojos: estanterías llenas de libros antiguos, figuritas de porcelana de todos los tamaños, lámparas con cristales brillantes, jarrones grandes de muy diversas formas y decoración y un sinfín de objetos que para ella no eran muy comunes.
El abuelo saludó al dependiente:
-Buenos días Joe.
-Buenos días Joseph.
-Vengo a por mi pedido.
-Sí, claro, acompáñeme por favor.
-Ve a echar un vistazo mientras hablo con el dependiente ¿vale?-susurró el abuelo a Anne.
La niña observó de arriba abajo las grandes estanterías y comenzó a avanzar por un pasillo lleno de figurillas que parecían muy delicadas. Decidió no tocar nada, pues no quería romper algo ni cabrear al abuelo. Pero una chispa se prendió en su mirada cuando divisó una gran caja  llena de juguetes y muñecos variados. En la caja ponía “sin clasificar”, y no dudó en mirar y tocar todos los muñecos, que eran de trapo y no tenían pinta de romperse.
Uno de ellos le llamó especialmente la atención. Era un muñequito pequeño, hecho con hilos blancos que tenía forma de persona. Los ojos eran dos botones cosidos, y no tenía boca. Era algo extraño, pero a Anne le gustó, y deseó que el abuelo accediera a comprárselo.
Estaba tan ensimismada mirándolo que no se percató de que alguien la observaba. Detrás de ella la observaba un joven de no más de veinte años, alto y con el pelo largo y lacio. El desconocido se le acercó y la saludó con una gran sonrisa:
-¡Hola! Veo que has encontrado algo muy interesante.
La niña se limitó a mirarle de arriba abajo.
-¿Sabes qué es eso que tienes en la mano?
-Un muñeco -respondió Anne incrédula.
-Sí- rió –pero,¿ qué tipo de muñeco?
-No lo sé- respondió la pequeña un tanto inquieta.
-Es un muñeco de vudú.
-¿Un qué? –dijo Anne abriéndolos ojos como platos.
-Son unos muñecos que la gente utiliza para hacer daño a alguien que le cae mal.
La niña se sorprendió aún más.
-¡Yo no quiero hacer daño a nadie!- se defendió, como si fuera un acusación.
-Ya, ya supongo, pero estos muñecos son creados para eso.
Anne miró hacia el suelo, avergonzada. El joven se percató y cambió de tema.
-Oye, ¿qué hace una niña como tú en una tienda así?
-He venido con mi abuelo. Colecciona catalejos.
-Vaya, qué interesante.
-¿Y tú qué buscas?
-Pues yo colecciono objetos que contengan un dragón: dagas, figuras, lámparas…lo que sea.
-Creo que he visto algo en ese pasillo- dijo señalando el que había cruzado hace un rato.
-¿Ah sí? Pues muchas gracias. Voy a ver si encuentro algo de mi agrado. Ten cuidado con lo que haces con ese muñeco. ¡Hasta luego pequeña!- y se alejó por el pasillo que ella le había indicado.
Anne vio como buscaba entre los variados objetos de la estantería. Ella se quedó pensando sobre lo que le había contado el extraño muchacho: “vudú” ¿qué sería eso?
En cualquier caso, ella quería el muñeco, y tenía la esperanza de poder llevárselo, y de que su abuelo le explicara el significado de aquella misteriosa palabra. Por eso decidió enseñárselo a su abuelo, así sabría si aquel extraño joven decía la verdad o no.
Esperó unos minutos junto al mostrador, jugueteando con el muñeco, hasta que el abuelo apareció con el dependiente, el cual portaba una bonita caja de madera antigua que portaba un precioso catalejo con adornos de marfil.
El abuelo Joseph sonrió al ver a su nieta:
-¡Vaya !Veo que has encontrado algo muy interesante.
-Sí abuelo, ¿me lo compras?
-Pues claro cariño, no veo por qué…
-Asegúrese de lo que compra a su nieta, Joseph- le interrumpió Joe.
-¿Por qué?¿qué es?- respondió el abuelo.
-Pues es un muñeco de vudú. Debió venir en una de las cajas que me mandaron la semana pasada y que aún no he tenido tiempo de clasificar. No creo que sea un juguete apropiado para una niña…
El abuelo Joseph dudó y miró a Anne, que se estaba poniendo muy triste.
-¿No hay otro muñeco que te guste?
-No…yo quiero este…-sollozó- no lo quiero para hacer daño a nadie…
-¿Y tú cómo sabes que se utilizan para eso ¿eh?- espetó el dependiente.
-Me lo ha dicho ese chico- dijo la niña tímidamente mientras señalaba al joven de larga melena, que seguía buscando objetos sin percatarse de nada.
-Anne, no deberías haber hablado con un desconocido- dijo el abuelo, algo enfadado.
-Bueno, no pasa nada – se apresuró a contestar Joe- Tony es un poco raro, pero es inofensivo; aunque no debería haberte contado esas cosas que te pueden asustar- y sonrió a la niña, que parecía más tranquila después de sus palabras-mira, accedo a que te lleves el muñeco si prometes utilizarlo como se debe.
-¡Lo prometo!- contestó Anne rápidamente y miró al abuelo con su mejor sonrisa, esperando su aprobación.
El abuelo dudó, pero finalmente accedió. Pagaron los objetos, se despidieron de Joe y salieron por la puerta muy felices y cogidos de la mano.

2 comentarios:

  1. Cuando he visto a los personajes puestos en fila al principio me ha recordado a las dramatis personae del teatro, y a Moby Dick, que tenía en algunas partes mezclado el drama en el hilo narrativo.
    ¡Vaya! Es cierto lo que te decía tu profesor de que escribes bien. Tienes un estilo muy natural que viene bien en estos casos.
    Por cierto, me ha gustado esa intervención dirrecto de la mente del personaje, cuando dice "“vudú” ¿qué sería eso?". Te aconsejo que este tipo de cosas se multiplicaran en los próximos capítulos.

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  2. ooh!! muchas gracias Edu!!! de verdad
    Intentaré hacer lo que me dices, me alegro de que te guste!!

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