martes, 4 de diciembre de 2012

A veces es mejor no saber...

Clarisse notó en sus ojos que no decía la verdad. Aquella vidente desconocía que padecía una enfermedad terminal, y que no le quedaba ni medio año de vida.
Clarisse le preguntó por su futuro y, aunque intentó hacerlo, la vidente no pudo ocultar que no veía nada en las cartas. Con una sonrisa nerviosa, las volvió a barajar, pero obtuvo el mismo resultado. Entonces le pidió disculpas y le devolvió el dinero, alegando que no se sentía inspirada.
A pesar de ello, Clarisse conocía la verdad: moriría en poco tiempo.
Ahora sólo podía pensar en si la vidente no había visto nada realmente o si había visto lo que le esperaba en el más allá y aquello era tan terrible que no había tenido el valor de decírselo.
Con esto se dio cuenta de que no hay que preguntarse por lo que nos deparará el futuro, sino que tenemos que centrarnos en vivir y disfrutar el presente, pues cada momento es único e irrepetible.